Carnicas Mulas
Nuestro Blog
21/08/2018
Y de repente, nuestros amigos
Una inesperada visita nos puede poner en un compromiso. Estar preparados para ‘improvisar’ nos permitirá solventar la dificultad. En la carne de vaca de la Valmuza de Cárnicas Mulas con una salsa de cerezas puede estar la solución
En la época estival nuestros cuerpos se sienten invadidos por un cierto sentido nómada de la existencia. Estamos mucho más dispuestos a salir de nuestro entorno, a movernos, a aparecer –a veces de forma inesperada hasta para nosotros mismos- en lugares diversos. A nuestros amigos y familiares también les pasa, por eso, de forma igualmente inesperada, pueden presentarse en nuestra casa luciendo una sonrisa mientras nosotros, a la vez que les saludamos con la sonrisa puesta, vamos dando vueltas a esa pregunta: ¿y ahora que les pongo yo?
Menos mal que la vida nos ha enseñado a estar preparados hasta para lo que no podíamos esperar y que, por ello, para salir al paso y quedar estupendamente, tenemos recursos que nos permiten, más allá de salvar un día de vacaciones, triunfar hasta en la cocina. De la necesidad de ese aprendizaje también somos conscientes en Cárnicas Mulas, al fin y al cabo son más de dos siglos de trabajo, tiempo de sobra para comprender que hay que estar preparados para todo lo que, aun siendo improbable, pueda ocurrir. Las improvisaciones que mejor quedan, ya lo dijo el premier británico Winston Churchill, son las que están más preparadas.
Pues bien, si ya es de sobra conocida la calidad de las carnes de reses de la Valmuza, no tenemos más que preparar una sencilla salsa para conformar un plato capaz de saltar por encima de un simple ‘quedar bien’. Se nos ocurre una sugerencia para ofrecer a nuestros inesperados invitados que conjugará la facilidad de la preparación con la elegancia de la presentación para concluir con un plato de esos de ‘dejar fregaos’: carne de vaca de la Valmuza con salsa de cerezas y verduras. La elaboración de la carne a la plancha es sencilla, el misterio, la novedad, la aporta esa salsa dulce de cerezas. Para elaborarla, picamos cebolla -o puerro, o ambos- y lo ponemos a fuego lento en una sartén con aceite de oliva virgen extra. Añadimos una pizca de sal que ayude a sudar a la cebolla. En ese justo momento en que la cebolla, o el puerro, ha perdido su color blanco y aún no ha tomado otro color, añadimos las cerezas deshuesadas y dejamos que la mezcla sofría dos o tres minutos más. Es el momento del vino tinto. Un buen chorro dará alegría. Mantenemos al fuego hasta que el vino se haya reducido. Una vez llegados a ese punto, incorporamos el caldo de carne y sumamos un poquito de azúcar. Cuando la carne de las cerezas está blanda, apagamos el fuego, esperamos un poquito a que pierda calor y trituramos el elaborado en una batidora. La carne, y nuestros invitados, están esperando. ¡Seguro que nadie sabe la sorpresa que les espera!
Menos mal que la vida nos ha enseñado a estar preparados hasta para lo que no podíamos esperar y que, por ello, para salir al paso y quedar estupendamente, tenemos recursos que nos permiten, más allá de salvar un día de vacaciones, triunfar hasta en la cocina. De la necesidad de ese aprendizaje también somos conscientes en Cárnicas Mulas, al fin y al cabo son más de dos siglos de trabajo, tiempo de sobra para comprender que hay que estar preparados para todo lo que, aun siendo improbable, pueda ocurrir. Las improvisaciones que mejor quedan, ya lo dijo el premier británico Winston Churchill, son las que están más preparadas.
Pues bien, si ya es de sobra conocida la calidad de las carnes de reses de la Valmuza, no tenemos más que preparar una sencilla salsa para conformar un plato capaz de saltar por encima de un simple ‘quedar bien’. Se nos ocurre una sugerencia para ofrecer a nuestros inesperados invitados que conjugará la facilidad de la preparación con la elegancia de la presentación para concluir con un plato de esos de ‘dejar fregaos’: carne de vaca de la Valmuza con salsa de cerezas y verduras. La elaboración de la carne a la plancha es sencilla, el misterio, la novedad, la aporta esa salsa dulce de cerezas. Para elaborarla, picamos cebolla -o puerro, o ambos- y lo ponemos a fuego lento en una sartén con aceite de oliva virgen extra. Añadimos una pizca de sal que ayude a sudar a la cebolla. En ese justo momento en que la cebolla, o el puerro, ha perdido su color blanco y aún no ha tomado otro color, añadimos las cerezas deshuesadas y dejamos que la mezcla sofría dos o tres minutos más. Es el momento del vino tinto. Un buen chorro dará alegría. Mantenemos al fuego hasta que el vino se haya reducido. Una vez llegados a ese punto, incorporamos el caldo de carne y sumamos un poquito de azúcar. Cuando la carne de las cerezas está blanda, apagamos el fuego, esperamos un poquito a que pierda calor y trituramos el elaborado en una batidora. La carne, y nuestros invitados, están esperando. ¡Seguro que nadie sabe la sorpresa que les espera!
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