Carnicas Mulas
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22/05/2018
Una satisfacción muy original
La carne picada de ternera de La Valmuza sirve de base para elaborar un exquisito pastel
Trabajar detrás de un mostrador permite ir estableciendo un tipo de relación con los clientes que va más allá de la simple venta. Paulatinamente se va estableciendo un nexo de confianza que nos permite, por un lado, encontrar claves para seguir mejorando y, por otro, aprender de la sabiduría de quienes se acercan a los establecimientos de Cárnicas Mulas. Recientemente, una pareja de clientes, de estas que han dado el salto a la categoría de amigos, nos hacía relamernos del gusto y, a la vez, nos llenaba de orgullo por la confianza que nos mostraba. Nos contaban cómo nuestra carne picada de ternera de la Valmuza había sido la base de una original receta que elaboraron para una celebración familiar: un pastel de carne con queso cheddar y puré de topping con guisantes, zanahorias y champiñones. El resultado debió ser un absoluto éxito a juzgar la cara de satisfacción que mostraban al relatarlo.
Históricamente, la calidad de la carne de nuestra tierra es tan alta que nos hemos acostumbrado a prepararla con demasiada simpleza. Es lógico, un buen filete con solo pasarlo por la sartén o la plancha, una carne al horno o a la brasa, un guiso sencillo, es más que suficiente para que el producto nos satisfaga. No creo que a estas alturas haya que explicar algo que, por ser de sobra conocido, nos pone a todo el mundo de acuerdo.
Pero la gastronomía evoluciona y la preparación de las carnes no tiene que ser necesariamente ‘aburrida’, cabe también la originalidad como en esa receta de nuestros clientes amigos (¿o amigos clientes?) que, solo con el nombre, nos desconcierta porque en él se funden términos que relacionamos con los tres escalones de nuestras comidas: el pastel, que siempre identificamos con el postre; la carne, que entendemos como el sustento del segundo plato y el puré (o las verduras), que se asocia al primero.
Ese tres en uno, sin embargo, hizo las delicias de aquella reunión familiar. Seguro que no es la única, que hay miles de nuevas formas de presentar las carnes, y aquí, tras los mostradores de Cárnicas Mulas, seguiremos conversando para aprender y conocer nuevas variantes, distintas formas de que nuestros productos sean presentados.
Históricamente, la calidad de la carne de nuestra tierra es tan alta que nos hemos acostumbrado a prepararla con demasiada simpleza. Es lógico, un buen filete con solo pasarlo por la sartén o la plancha, una carne al horno o a la brasa, un guiso sencillo, es más que suficiente para que el producto nos satisfaga. No creo que a estas alturas haya que explicar algo que, por ser de sobra conocido, nos pone a todo el mundo de acuerdo.
Pero la gastronomía evoluciona y la preparación de las carnes no tiene que ser necesariamente ‘aburrida’, cabe también la originalidad como en esa receta de nuestros clientes amigos (¿o amigos clientes?) que, solo con el nombre, nos desconcierta porque en él se funden términos que relacionamos con los tres escalones de nuestras comidas: el pastel, que siempre identificamos con el postre; la carne, que entendemos como el sustento del segundo plato y el puré (o las verduras), que se asocia al primero.
Ese tres en uno, sin embargo, hizo las delicias de aquella reunión familiar. Seguro que no es la única, que hay miles de nuevas formas de presentar las carnes, y aquí, tras los mostradores de Cárnicas Mulas, seguiremos conversando para aprender y conocer nuevas variantes, distintas formas de que nuestros productos sean presentados.
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