Carnicas Mulas
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17/08/2018
Carne de conejo, algo más que buena, bonita y barata
La carne de conejo que ofrecemos va más allá de las tres ‘bes’. Hoy toca elaborarla con champiñones y verduras. Un placer suculento y ligero
Solemos apelar a la expresión ‘las tres bes’ para referirnos a ese producto que solo aparece de cuando en vez y que tiene todos los requisitos que una persona con intención de comprar puede desear. Bueno, de forma que tenga una calidad más que suficiente; bonito, para que una a la eficacia una estética agradable y, por supuesto, barato. Cualquier otro adjetivo, con ‘be’ o sin ella, que, en clave positiva, podamos añadir al producto adquirido ya solo podrá añadir miel sobre las hojuelas.
Un artículo culinario que reúne estas tres características es la carne de conejo. Se trata de una carne buena por varios motivos. En primer lugar cabe citar que su contenido en grasa es especialmente bajo lo que permite una digestión ligera. Sumemos otro factor, su bajo valor calórico, apenas 140 kcal en cien gramos de carne. En segundo lugar, la carne de conejo nos aporta nutrientes esenciales ácidos grasos insaturados, vitaminas, proteínas y minerales esenciales en nuestra alimentación como el magnesio, el cinc o el hierro. Es una carne bonita ya que nos permite, gracias a su versatilidad, prepararla de cientos de formas diferentes, sencillas, y nos admite la posibilidad de aportar nuestro particular toque maestro. Y es barata en cuanto a la relación precio/calidad. A las tres ‘bes’, además, se une la garantía de origen que nos asegura la procedencia y la trazabilidad de este producto.
En Cárnicas Mulas somos conscientes de este potencial y, de esta manera, servimos esta carne en nuestras tres tiendas a pie de calle y en nuestra tienda online. Una carne buena, bonita, barata y de aquí que, de una u otra manera, nos hará las delicias cuando nos acompañe en nuestra mesa. De una u otra manera que puede ser, por ejemplo, como en la foto que nos acompaña, con vegetales y champiñones. Un plato sabroso y de fácil elaboración para el que necesitamos los siguientes ingredientes:
Un artículo culinario que reúne estas tres características es la carne de conejo. Se trata de una carne buena por varios motivos. En primer lugar cabe citar que su contenido en grasa es especialmente bajo lo que permite una digestión ligera. Sumemos otro factor, su bajo valor calórico, apenas 140 kcal en cien gramos de carne. En segundo lugar, la carne de conejo nos aporta nutrientes esenciales ácidos grasos insaturados, vitaminas, proteínas y minerales esenciales en nuestra alimentación como el magnesio, el cinc o el hierro. Es una carne bonita ya que nos permite, gracias a su versatilidad, prepararla de cientos de formas diferentes, sencillas, y nos admite la posibilidad de aportar nuestro particular toque maestro. Y es barata en cuanto a la relación precio/calidad. A las tres ‘bes’, además, se une la garantía de origen que nos asegura la procedencia y la trazabilidad de este producto.
En Cárnicas Mulas somos conscientes de este potencial y, de esta manera, servimos esta carne en nuestras tres tiendas a pie de calle y en nuestra tienda online. Una carne buena, bonita, barata y de aquí que, de una u otra manera, nos hará las delicias cuando nos acompañe en nuestra mesa. De una u otra manera que puede ser, por ejemplo, como en la foto que nos acompaña, con vegetales y champiñones. Un plato sabroso y de fácil elaboración para el que necesitamos los siguientes ingredientes:
- Un kilo de conejo.
- Un cuarto de champiñones.
- Una copa de coñac.
- Una zanahoria, un tomate, un puerro, un pimiento italiano, un pimiento rojo y una cebolla.
- Tomillo, dos hojas de laurel y dos clavos.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Una pizca de sal.
- Cuatro ajos.
Elaboración.
En una cazuela, sobre el aceite caliente, añadimos la cebolla, el puerro y un poco de sal. Antes de que la cebolla poche, añadimos los pimientos, la zanahoria y el tomate –todo picado, claro- y lo dejamos sofreír. En otra sartén marcamos la carne del conejo a la que previamente habremos salpimentado. Cuando la carne esté a punto de completar su marcado, añadimos el tomillo y el coñac y lo dejamos hasta que el licor se reduzca. Una vez se haya producido la reducción llega el momento de depositar en la sartén los champiñones, dejar que dejen su jugo y esperar a que este agüilla se evapore. Cuando la carne con las setas esté, colocamos el laurel, el clavo y el ajo en la cazuela de las verduras que están terminando de sofreírse. Unimos en la cazuela el contenido de los dos recipientes y lo dejamos a fuego lento unos veinte/veinticinco minutos.
Al verano ya le queda menos, pero no es cuestión de privarnos de estos placeres buenos, bonitos y baratos.
En una cazuela, sobre el aceite caliente, añadimos la cebolla, el puerro y un poco de sal. Antes de que la cebolla poche, añadimos los pimientos, la zanahoria y el tomate –todo picado, claro- y lo dejamos sofreír. En otra sartén marcamos la carne del conejo a la que previamente habremos salpimentado. Cuando la carne esté a punto de completar su marcado, añadimos el tomillo y el coñac y lo dejamos hasta que el licor se reduzca. Una vez se haya producido la reducción llega el momento de depositar en la sartén los champiñones, dejar que dejen su jugo y esperar a que este agüilla se evapore. Cuando la carne con las setas esté, colocamos el laurel, el clavo y el ajo en la cazuela de las verduras que están terminando de sofreírse. Unimos en la cazuela el contenido de los dos recipientes y lo dejamos a fuego lento unos veinte/veinticinco minutos.
Al verano ya le queda menos, pero no es cuestión de privarnos de estos placeres buenos, bonitos y baratos.
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